• Opinión:

 

Mitomanía y Megalomanía  en el ejercicio del poder.

 

 

Por Ricardo García Jiménez/APIM.

El año 2014 fue un periodo en la historia reciente de la Ciudad de Huajuapan de León, ubicada en la mixteca oaxaqueña, que se caracterizó como uno de los años en que su población vivió una parálisis por el nulo desarrollo social, económico y cultural propiciado por la gestión de un gobierno autoritario con tientes de un régimen feudalista.

En varios comentarios, opiniones y frases que se han difundido en medios de comunicación impresos y electrónicos dan cuenta que todo éste fracaso en la gestión pública es atribuido a las discrecionalidades del uso del poder sin límites del edil aliancista (PAN, PRD, PMC y PT) de esta localidad, Luis de Guadalupe Martínez Ramírez y la inexistencia de los regidores de oposición que se han subordinado al concejal.

  • herodes
  • I.
  • La película la “Ley de Herodes”, filme mexicano dirigido por el realizador Luis Estrada, narra la vida política de un municipio imaginario ubicado en el México olvidado de la década de los años de 1950. San Pedro de los Saguaros es el municipio donde acontece una serie de conductas arbitrarias que expone la idea que todos los presidentes municipales que han ocupado ese cargo en dicho lugar, han hecho del ejercicio discrecional del poder, una vía para amasar cantidades de dinero inimaginables. El asignado para gobernar dicha población es Juan Vargas, antiguo militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de los años del presidente Miguel Alemana. Dicho personaje con el trascurso del tiempo va cambiando su personalidad sumisa, noble e ingenua a la del típico político mexicano (alevoso, oportunista, demagogo, corrupto) que hace del poder político y el ejercicio de la función pública el medio para ir amasando grandes cantidades de dinero de una localidad que se encuentra sumergida en la pobreza más extrema por el saqueo que anteriores presidentes han hecho. Para ello Juan Vargas viola la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y leyes Estatales forzando las legislaciones para ejercer un poder político sin restricción en contra de la ciudadanía de esa localidad, inventando impuestos, realizando obras que no se terminan, permitiendo la proliferación del vicio, contratando asesores que no realizan su trabajo y negocios al margen de la ley como la trata de blancas entre todo un catálogo de abusos que el poder le ofrece. Juan Vargas llega a puntos tales que tolera las infidelidades de su esposa con el propósito de seguir acumulando más poder y más dinero.

    En un arranque de lujuria de poder, con una profunda y enfermiza ambición humana, Juan Vargas decide cambiar la constitución para reelegirse para ir perfilándose como un reyezuelo de esa localidad. Pues bien, la película la Ley de Herodes, que pudiera quedarse corta, ante la realidad que actualmente vive el municipio de Huajuapan de León en la figura de su edil Luis de Guadalupe Martínez Ramírez, pudiendo se renombrado como el “Juan Vargas de la Mixteca” por el uso desmedido y autoritario del poder.
    Primeramente habría que señalar que este tipo de perfil del político mexicano, es un patrón que moldea el carácter y las actitudes de quienes han hecho de la política su modus vivendi, donde la mentira y simulación son las principales virtudes que caracterizan al político mexicano, y ese patrón es el mismo que puede definir la personalidad del edil mixteco.

    Cabe señalar que dicho reyezuelo, que se sustenta como Doctor en Derecho y Notario Público, situación que no ha sido corroborada la comprobación del grado académico, ha hecho del ejercicio del poder de este personaje un instrumento para frenar el desarrollo de la población de esta ciudad y proporcionalmente misteriosamente acrecentar su capital económico y capital en detrimento de los más pobre de esta ciudad. Ya que como lo han señalado diferentes columnistas, desde que Martínez Ramírez comenzó su precampaña para presidente municipal de Huajuapan, sustentaba el cargo de Diputado local por el Partido Acción Nacional (PAN), lo usufructuó hasta el último día antes de pedir licencia para contender por la municipalidad. Ya en la década pasada había sido presidente de esta localidad y diputado local donde dejó en su momento preguntas que se hacían los ciudadanos de esta ciudad y la región, cuando le fue otorgada la notaría pública. Se llegó a especular en su momento que como presidente de la cámara local aprobó la cuenta pública en cabildeo con la hoy nuevamente diputada local por el PRD, Juanita Arcelia Cruz Cruz, para favorecer el contar con recursos suficientes al entonces precandidato del PRI a la gubernatura del estado, Ulises Ruiz Ortiz.        

    Dentro de este perfil megalomaniatico que presenta hoy Luis de Guadalupe Martínez incurre en aptitudes caracterizadas por episodios de fantasías delirantes de poder, relevancia a su presencia como líder indiscutible del PAN en esta región, omnipotencialidad para quitar y poner candidatos a los diferentes puestos de representación de sus más allegados y por una inflada autoestima que la expresa en la sesiones de cabildo cuando por sus “pistolas” da o quita la palabra a los regidores, da y quita a la palabra a los ciudadanos en cabildos públicos, mismos que buscan la posibilidad de dar sus puntos de vistas y sus demandas de forma oral; pero el notario-presidente-megalomano ha llegado a puntos tales que corrige a concejales y ciudadanos hasta en su forma de hablar o expresarse.

    Es claro que este tipo de actitudes lo han llevado a evadir las legislaciones como lo ha sido en reiteradas ocasiones cuando ocupa un cargo de representación, violando flagrantemente la Ley del Notariado para el Estado de Oaxaca en segundo párrafo del artículo 9º, que si se interpreta adecuadamente lo impediría ejercer simultáneamente las funciones de diputado y notario o presidente municipal y notario público.      

    Y si continuamos como hilo conductor y como punto de referencia el guion de la película de Luis Estrada y la manera como es construido el perfil psicológico de la figura de Juan Vargas, el protagonista de la “Ley de Herodes”, este encaja adecuadamente en la personalidad del edil de Huajuapan. Es decir, esa actitud por trasgredir la ley, se visualiza al no rendir cuentas a nadie, infringiendo la ley, ya que la Ley Orgánica Municipal del Estado de Oaxaca impone a los ayuntamientos, y por consiguiente a sus ediles la obligación de “… rendir a la ciudadanía por conducto del Presidente Municipal, un informe anual detallado sobre el estado financiero de la hacienda pública municipal, el avance de los programas, las obras en proceso y concluidas, y en general del estado que guardan los asuntos municipales”. Pero que en el caso del megalómano de Martínez Ramírez, este parece que no se siente aludido a las leyes terrenales.

    La actitud megalomaniatica y pérdida de la realidad de Luis de Guadalupe Martínez, lo han llevado a considerar que no es necesario ofrecer una aclaración a los ciudadanos de Huajuapan de León, por ejemplo, en el gasto y distribución del dinero que ha recibido el municipio el año pasado (2014) en aproximadamente 233 millones de pesos.

    Esta realidad cuando la relacionamos con la película, la Ley de Herodes, nos recuerda la escena cuando Juan Vargas forzó a su secretario, Carlos Pek, a crear nuevas multas e impuestos para sangrar al pueblo con el fin de amortizar en su valija cantidades de dinero o los separos de la comandancia hasta animales de los lugareños.    

    La mitomanía, debe ser considerada como un trastorno psicológico que consiste en mentir de manera compulsiva y patológica. El mitómano de manera cotidiana falsea la realidad para hacerla más soportable e incluso puede tener una imagen distorsionada de sí mismo, generalmente con delirio de grandeza como la megalomanía, este tipo de desequilibrio se dibuja en el caso del presidente de Huajuapan cuando señaló en su pasado informe de gobierno (en el anexo bajo el título de Obras 2014) la existencia 179 obras, pero que sólo 64 de ellas aparecen como realmente terminadas, y otras 64 como “en ejecución” o “en proceso”. Es decir, esa actitud de maximizar el número de obras contempladas serían 128 obras, y no las 179 que él considera ha realizado en beneficio de los ciudadanos de este municipio mixteco.

    Lo más aterrador de este mitómano es la explicación que da sobre 51 obras que no existen en realidad, es decir, que estas aparecen en el limbo porque ni están terminadas, ni en proceso de ejecución o proyectadas y sólo aparecen en su imaginación.

    Ahora bien, entre las obras y proyectos imaginarios que reporta el edil-mitómano están los “proyectos culturales” reportados por un coste de casi 40 millones de pesos; la construcción de “viviendas dignas” por 11 millones 741 mil, mismas que no se sabe quiénes hayan sido los beneficiados y adónde se construyeron; el Libramiento Sur que no es claro a qué llama libramiento; el hospital de 60 camas que el gobierno estatal se comprometió a construir y el ayuntamiento de Huajuapan de donar el terreno y que todavía no se han puesto ni los cimientos; la rehabilitación de los bulevares Tierra del Sol y Canción Mixteca que en realidad sólo fueron obras donde se sobrepusieron parches asfalticos mal hechos; la construcción de los bulevares El Chacuaco-Libramiento Norte que nadie ha transitado por ellos; el reencarpetamiento asfaltico de la carretera Acatlima-UTM, que también sólo fueron parches asfalticos y el bacheo de las avenidas 5 de febrero y 2 de abril que de igual forma sólo han dado baños de petróleo y asfalto a las deterioradas avenidas.

    Y por si fuera poco, también el edil menciono en su informe de actividades la construcción de tres puentes vehiculares ubicados en la colonia Santa Cruz, la agencia Santa Teresa y en La Estancia; la reconstrucción del Libramiento Norte y la Unidad Deportiva de Rancho Solano, obras que fueron construidas hace dos décadas atrás.

    En conclusión, resulta preocupante que un alcalde como Luis de Guadalupe Martínez Ramírez sea el símil de Juan Vargas, que empecinados y enfermos por el poder sean quien gobierne a esta población sobre mitos y cuentos. Porque lo hecho en su ejercicio de gobierno ni es realidad y la inversión de tanto dinero no se ve reflejada en un desarrollo para esta ciudad y sus habitantes.

    No es extraño que un político mienta a sus electores. Lo que sí es de preocupar es el tipo de actitudes que el presidente-notario muestra. La mentira y los mentirosos forma parte de la política mexicana, pero el que alguien como el personaje cuestionado lo haga por más de veinte años resulta alarmante. Pero lo más terrorífico es quienes hay quienes creen en sus mitomanías.

    Lo curioso de absurda realidad que vivimos es que el perfil de Juan Vargas (priistas) es muy similar entre panistas, perredistas y de más partidos y partidarios de la política de partidos.  

    Como lo manifestamos hace ya varios años atrás, deberían las instituciones encargadas de velar por la integridad de la política, crear las leyes que sometan a exámenes a los precandidatos y candidatos, dirigentes de primer nivel que ocupan algún puesto de alta responsabilidad extraídos de todos los partidos políticos a estudios psicológicos, psicométricos, cartas de antecedentes penales, declaraciones patrimoniales y antecedentes médicos para detectar farcodependencias o adcciones al alcohol para contar con políticos sanos en la mayor de la medida posible.

    Posiblemente esta sugrencia dejaria a muchos políticos fuera de toda posibilidad de aspirar al cargo de representacion popular. ¡En fin!